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martes, 25 de noviembre de 2008

Lo último ya que me faltaba colgar aqui, traspasado desde mi antiguo espacio del messenger es esto: el reportaje que escribí sobre el concierto de Baron Rojo junto a la Orquesta Sinfonica de Mislata en el Pabellón de la Canaleta, Mislata, el 15 de Noviembre de 2008. A todos aquellos que no tuvisteis la ocasión de leerlo publicado en www.union-web.com, aqui teneis otra oportunidad.



El Barón Vuela sobre Mislata
Lo de ayer por la noche fue algo que quedará gravado a fuego para siempre en la historia de la música española. Recordad bien esta fecha: 15 de noviembre de 2008. Lugar: Pabellón de la Canaleta, en Mislata. Suceso ocurrido: El Barón descargó toda su fuerza, todo su potencial y toda su magia en una noche espectacular, perfectamente arropado y acompañado por la maravillosa Orquesta Sinfónica del Centro de Instrucción Musical de Mislata. Deep Purple abrió el camino en Londres en los 70; los siguieron Scorpions en Berlín, Kiss en Melbourne, Metállica en San Francisco y ahora, por fin, Barón Rojo, en Mislata.
Esto fue como una novela, llena de epicismo, emoción y sentimientos para todos los gustos. Y, como cualquier novela que se precie, tuvo prólogo, inicio, nudo y desenlace. El prólogo, fue la rueda de prensa previa al concierto que Barón Rojo concedió, acompañado de Andrés Valero, Director de la Orquesta Sinfónica y principal impulsor del evento.

En ella, tanto los barones como el director de la banda se deshicieron en mutuas alabanzas y agradecimientos al Centro de Instrucción Musical y al Ayuntamiento de Mislata. Ante la pregunta formulada a los hermanos De Castro, sobre si este era el disco que Barón Rojo necesitaba para instalarse definitivamente entre los mas grandes, Armando de Castro respondió que en ningún momento habian pensado en eso; que habían decidido hacerlo por que les hacia mucha ilusión grabar un disco de estas características, y por que además las buenas relaciones con el Ayuntamiento y la Orquesta Sinfónica de Mislata facilitaron enormemente el trabajo. Ante la prespectiva del desafio que se le presentaba al señor Andrés Valero, de rehacer uno por uno los arreglos de todas las canciones del concierto, se le preguntó como había sido capaz de conseguirlo, a lo que respondió diciendo que "Las diferentes obligaciones personales y profesionales me han impedido encargarme personalmente de los arreglos como hubiera sido mi deseo, pero el trabajo lo han hecho, bajo mi continua supervisión, alumnos del ultimo curso de composición del conservatorio de Valencia, excepto los arreglos de Breakthoven, que, esos sí, me los reservé para hacerlos yo personalmente".
En palabras del propio Carlos de Castro: "Es espectacular trabajar con esta gente. Son buenisimos, grandes músicos y profesionales".

Ante la pregunta a Armando de Castro de sobre sí pensaba que discos como este podían ayudar a quitar el estigma de música ruidosa y maldita del Rock Duro, este respondió: "Absolutamente, por supuesto que sí, sin ninguna duda. Discos como este hacen que aquellos que todavía te preguntan ¿Que clase de ruido ratonero estas haciendo? cada vez que oyen un acorde mas duro de lo normal, se dén cuenta de que no es ningún ruido, sino música con una partitura que también puede ponerse sobre un pentagrama, y conjuntarse perfectamente con otros estilos absolutamente distintos, como la música sinfónica en este caso".
Ante semejante prólogo, el sábado por la noche llegamos todos al concierto con las ganas y la ilusión de vivir algo histórico. Y nadie defraudó. El pabellón de "la Canaleta" estaba hasta la bandera. 1.800 gargantas coreaban sin tregua las canciones de una banda de rock duro que marca un hito en la historia en cada concierto que hace.

Como decía antes, ahora hemos entrado ya de lleno en la novela. El inicio fue de lo más prometedor, con una personalísima interpretación del tema "Barón Rojo", cargado de una fuerza y de un poder enorme, que jamás había tenido antes. A partir de ahi se sucedieron canciones como "los Desertores del Rock", "Incomunicación", "Larga vida al Rock and Roll" y una auténtica perla para los fans más acérrimos y antiguos de la banda: "Invulnerable".

Si el inicio fue prometedor, el nudo de la historia fue absolutamente brutal. Sonaron con una fuerza sobrenatural canciones absolutamente históricas, grabadas a fuego en la memoria del rock duro de este país. Desde canciones mas o menos recientes como "El Hombre de las Cavernas", perteneciente a su ultimo disco de estudio "Ultimasmentes" publicado en el 2006, hasta uno de los grandes clásicos de la banda: "Concierto para Ellos", que sonó a melodia de valkirias y guerreros, alcanzando una dimensión absolutamente desconocida por todos los presentes, gracias al maravilloso trabajo de arreglos y acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Mislata, espectaculares durante toda la noche, a pesar de los constantes problemas de sonido que tuvieron, única mancha de un concierto que rozó el Nirvana. A este punto del concierto nos llevaron en volandas los Barones con canciones clásicas como"Los Rockeros van al Infierno", "Con Botas Sucias", "Satánico Plan", "Las Flores del Mal" o "El Malo", entre otras muchas joyas.

Y si el inicio fue prometedor, y el nudo fue brutal, el desenlace, estando en Valencia, tenía que ser de Traca. Y efectivamente así fue. Empezamos la parte final del concierto con "Hiroshima", seguida de una canción que todos los asistentes a la rueda prensa previa queríamos oír en directo, "Breakthoven", cuyos arreglos corrieron a cargo de Andrés Valero, el director de la Orquesta Sinfónica, que no defraudó en absoluto. Seguidamente "Hijos de Caín", "Cuerdas de Acero" y "Resisitiré". La bomba explotó definitivamente cuando interpretaron la PerVersión "What's next to the Moon" de los Ac-Dc y como Broche de oro a un concierto espectacular "Siempre estais allí", coreada por todos los fans del grupo que abarrotaron esa noche el pabellón de La Canaleta en Mislata.

En Resumen, una noche épica, histórica, cargada de fuerza, de magia, de sensaciones...un concierto absolutamente para la historia, que colgó el cartel de "No hay Entradas", casi una semana antes de la actuación; una noche que cumplió con creces las espectativas de todo el mundo. Una noche para el recuerdo.

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